Tipos de Trastorno

Síndrome de piernas inquietas (SPI)

Qué es, sus causas y síntomas, y cómo se puede abordar para mejorar el sueño

El síndrome de piernas inquietas (SPI), también llamado enfermedad de Willis Ekbom, causa sensaciones incómodas en las piernas, como picazón, hormigueo, tirones o gateo. Estas sensaciones crean una necesidad abrumadora de mover las piernas.

Las personas con SPI pueden caminar, estirar o sacudir las piernas para lograr alivio. Los síntomas tienden a empeorar cuando se está inactivo, incluso cuando se relaja o se acuesta. Como resultado, los síntomas del SPI a menudo interrumpen el sueño.

Se estima que el SPI afecta del 5 al 10% de los adultos y del 2 al 4% de los niños, y se encuentra en mujeres con más frecuencia que en hombres. Personas de todas las edades pueden desarrollar SPI, pero los síntomas más graves tienden a ocurrir en los adultos mayores.

¿Cuáles son los síntomas del síndrome de piernas inquietas?

Las sensaciones asociadas con el SPI son distintas de las sensaciones normales que experimentan quienes no padecen el trastorno. Esto los hace difíciles de caracterizar. Según la Clasificación Internacional de los Trastornos del Sueño, las palabras y frases más utilizadas por las personas con SPI para describir los sentimientos son:

  • “nervioso”
  • «Incómodo»
  • «Inquieto»
  • “Necesito estirarnme”
  • “Necesito de moverme”
  • “Las piernas quieren moverse solas”

Síndrome de piernas inquietas e insomnio

El deseo de mover las piernas dificulta conciliar el sueño y permanecer dormido para muchas personas con SPI. Un estudio encontró que el 88% de las personas con SPI informaron al menos un síntoma relacionado con el sueño. Los síntomas del SPI suelen aparecer poco después de acostarse por la noche y algunas personas con SPI se ven obligadas a levantarse de la cama y patear, estirar o masajearse las piernas.

Como resultado de los trastornos del sueño asociados con el SPI, las personas suelen experimentar fatiga y somnolencia diurna. La deficiencia de sueño a menudo se asocia con SPI, así como depresión, ansiedad, enfermedades cardíacas y obesidad. Las preocupaciones sobre el sueño son la razón principal por la que las personas con SPI buscan atención médica para su afección.

Síndrome de piernas inquietas y trastorno del movimiento periódico de las extremidades

Las personas que tienen SPI también tienen una afección llamada trastorno del movimiento periódico de las extremidades (PLMD). PLMD implica flexiones o contracciones repetitivas de las extremidades que, debido a que ocurren durante el sueño, las personas a menudo no son conscientes de ellas.

PLMD se diferencia del RLS en que los movimientos no van acompañados de sensaciones incómodas. Sin embargo, los movimientos asociados con PLMD pueden hacer que una persona se despierte y, por lo tanto, pueden agravar los problemas de sueño en pacientes que también tienen SPI. Aunque la mayoría de las personas con SPI tienen PLMD, muchas con PLMD no tienen SPI.

¿Qué causa el síndrome de piernas inquietas?

A veces, el SPI se asocia con otras afecciones médicas, como enfermedad renal en etapa avanzada, deficiencia de hierro, neuropatía, esclerosis múltiple o enfermedad de Parkinson.

El SPI también puede ocurrir temporalmente durante el embarazo, y alrededor del 20% de las mujeres desarrolla SPI durante el tercer trimestre. Los síntomas del SPI suelen disminuir después del parto.

Sin embargo, se desconoce la causa de la mayoría de los casos de SPI. El SPI puede tener un componente genético. Entre el 40% y el 90% de las personas con SPI tienen al menos un familiar de primer grado (padre, hermano o hijo) con la enfermedad. Los investigadores han identificado algunos cambios genéticos que aumentan el riesgo de SPI, pero es probable que aún queden más por descubrir.

Factores de riesgo del síndrome de piernas inquietas

Sentarse o descansar son desencadenantes comunes de los síntomas del SPI. Además, algunas sustancias pueden empeorar los síntomas. Éstas incluyen:

  • Alcohol
  • Cafeína
  • Nicotina
  • Medicamentos, incluidos ciertos medicamentos utilizados para tratar náuseas, resfriados y alergias, y afecciones de salud mental.

La mayoría de estas sustancias, cuando se toman en exceso o demasiado cerca de la hora de acostarse, también pueden afectar negativamente a nuestra arquitectura del sueño.

¿Cómo se trata el síndrome de piernas inquietas?

Los objetivos del tratamiento del SPI son estabilizar los síntomas y mejorar la constancia del sueño. Existen enfoques no medicinales y tratamientos farmacológicos disponibles para controlar el SPI.

Consejos para el cuidado domiciliario del síndrome de piernas inquietas

Los siguientes enfoques pueden reducir los síntomas del SPI leve o moderado y pueden usarse en combinación con medicamentos para los síntomas graves del SPI.

  • Higiene del sueño: una buena higiene del sueño significa mantener un ambiente en el dormitorio y una rutina diaria que favorezca un sueño de alta calidad. Evitar el alcohol y la cafeína es especialmente importante porque estas sustancias pueden empeorar los síntomas.
  • Ejercicio: debido a que la inactividad física a menudo desencadena los síntomas del SPI, el ejercicio puede ser útil. Un estudio de investigación encontró que los pacientes con SPI mostraron una reducción del 39 % en la gravedad de los síntomas después de seis semanas de participar en un programa de ejercicio en comparación con una reducción de los síntomas del 8 % en pacientes que no hicieron ejercicio.
  • Terapia de presión neumática: los dispositivos de compresión neumática aumentan el flujo sanguíneo a las piernas al llenarlas con aire para apretarlas. Los investigadores descubrieron que el dispositivo mejoró Síntomas del SPI, calidad de vida y fatiga después de un mes de uso diario en comparación con un grupo de control.
  • Masajes y baños calientes: Se recomienda ampliamente utilizar masajes y baños calientes para estimular las piernas; sin embargo, en este momento existe evidencia científica limitada que respalde la efectividad de estos métodos.

Disclaimer: El contenido de esta página no debe tomarse como consejo médico ni utilizarse como recomendación para ningún tratamiento o medicamento específico. Siempre consulta a tu médico antes de tomar un nuevo medicamento o cambiar tu tratamiento actual.

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